ME HUELE A "HUMUS"

Hoy estoy tremendamente feliz porque después de dos semanas ¡he vuelto a oler! Parecerá una tontería pero a mi me amarga quedarme sin olfato, no se puede ser un cocinillas como dios manda sin olfato. Y es que cada vez que me contamino de gluten, además de los dolores de barriga, las nauseas, la mala cara,... me da una bajada de defensa, un repentino ataque de rinitis y la pituitaria entra en coma durante unos días (o unas semanas si no encuentro la fuente contaminada rápido, o vuelvo a contaminarme antes de limpiarme del todo). El olfato, el gran sentido olvidado... Yo creo que es nuestro sentido más animal, más primario, cuando algo me gusta muchísimo lo huelo... los libros, el ambiente, mis hijos... me encanta oler a mis cachorritos por las mañanas.

Bueno, para celebrarlo, nada mejor que una nueva entrada, que ya tocaba.

HUMUS

El humus es uno de esos platos fáciles fáciles, que con un poco de mano y un par de detalles a tener en cuenta siempre quedan bien y nos hacen quedar mejor. Y es que no se como siendo tan fácil, económico y saludable no lo hacemos más, con pocos y sanos ingredientes, saciante, nutritivo y delicioso. Para quien no lo conozca, aunque ya es un plato muy popular, el humus es un paté de garbanzos que se sirve como entrante y es muy típico en los países del mediterraneo oriental y algunos países árabes. Se suele acompañar de pan pita o palitos de verduras (apio, zanahorias, pepino sin pepitas...) para mojar, si no lo has probado ¡ya estás tardando!

Ingredientes:

- 1 taza de garbanzos hervidos.

- 1 cucharada sopera (CS) de tahine o pasta de sésamo.
- el zumo de medio limón.
- de 50 a 100 ml de agua de la cocción de los garbanzos.
- 1 ajo (o dos si son pequeños)
- 1/2 cucharada de café (cc) de sal marina o del himalaya.
- pimentón dulce de la vera
- aceite de oliva.




Yo uso garbanzos y tahine orgánicos (y en general todos los granos integrales o sus derivados: la salsa de soja, tofu...).  Las legumbres las compro en Alcampo (odio dar publicidad gratuita, pero es una buena información para compartir) de la marca Vega Bañezana y salen muy bien de precio. Si pensamos que por menos de tres euros tenemos un kilo de legumbre de primera calidad, sin quimicos, sin metales pesados y sin modificaciones genéticas, y que hidratándolo se convierten en tres kilos, no resulta tan caro, infinitamente más barato que un kilo de cualquier carne.


Preparación:

Ponemos los garbanzos, el zumo de medio limón, el ajo, el tahine, la sal, una pizquita de pimentón y la mitad del agua de cocción (50 ml.) y trituramos con la batidora hasta hacer un puré finito. Si queda demasiado aspero o seco se va añadiendo un poco de liquido a cucharadas hasta que quede como un paté.

Aquí viene el punto más importante: probarlo. El humus tiene dos secretos, el primero "la calidad de los ingredientes" (garbanzos sabrosos, pimentón de la vera con su toque ahumado, sal de verdad, aceite de oliva virgen extra...) y el segundo "el equilibrio"; tiene que saber a todos los ingredientes y no sobresalir demasiado ninguno, ahí está el punto, en cogerle el equilibrio. Por eso los ingredientes hay que echarlos en su cantidad mínima y añadir lo que se precise una vez que lo probemos y poco a poco. Además tenemos que tener en cuenta que mientras lo hacemos va a saber más a la suma de los sabores, pero después de un rato reposando se integran todos.

Cuando conseguimos el punto que nos guste echamos donde vayamos a servirlo, espolvoreamos pimentón por encima y cubrimos con aceite de oliva. El aceite de oliva es muy importante en esta receta, cuanto mejor sea el aceite mejor.

Dejar un ratito en la nevera bien tapado (con un film transparente o una tapa que cierre bien) ¡y a disfrutar!

El pan es uno plano hecho en sarten, con la mitad de la harina de garbanzo y la otra mitad panificable. La masa la "descubrí" en mi cocina-laboratorio buscando la masa de samosas... La misma masa la hice en tres versiones: plano en sarten, tipo focaccia al horno y como una galleta fina y crujiente... no sabíamos cual nos gustaba más... un éxito. Queda para otra entrada.

Nota: Para hacer los garbanzos cocidos ponemos garbanzos a remojar durante un día entero cambiando el agua un par de veces (mejor filtrada). Los escurrimos y los ponemos al fuego a cocer durante una hora o hasta que estén bien tiernos, con cuatro o cinco veces más de agua que garbanzos, un par de hojas de laurel, un par de ajos,  unos granos de cominos, dos o tres granos de pimienta y una cucharada sopera de alga kombu. Esta alga hace más digestiva las legumbres, ayudan a asimilar los nutrientes de éstas, reduce la cantidad de sal necesaria, deja la piel de la legumbre más tierna reduciendo también el tiempo de cocción, además de aportar sabor y nutrientes propios. ¡Todo ventajas! Yo suelo comprarla entera y molerla en el molinillo de café con un poco de sal, y así lo tengo en un bote y lo uso por cucharadas.

También se puede hacer con garbanzos cocidos de bote, sale bien, pero no es lo mismo...